Sanguino Abogados.

 

A veces, no muchas, en nuestras vidas nos cruzamos con personas que tienen algo especial, algo que no sabemos expresar con palabras y que, sin embargo, todos identificamos como único, hermoso y muy valioso.

Son almas generosas que hacen que su compañía sea tan valiosa como apreciada por todos, que suelen caracterizarse por su amabilidad, por su humildad, por su sentido del deber, por su alegría diaria, por su sonrisa constante y por una humanidad que trasciende todos los sentidos, por una amalgama de virtudes que consigue que quienes les acompañan, sencillamente, se sientan bien, a gusto, que inspiran ternura y que contagian alegría, naturalidad y equilibrio.

Este es el caso de Rosi, una bellísima persona que nos ha acompañado los últimos quince años, uno de esos seres capaces de hacer de su día a día, de pequeños encuentros, de un simple saludo, de mil detalles que bien pudieran parecer insignificantes o pasar inadvertidos, algo que todos apreciamos profundamente.

Una persona excepcional que nos ha mostrado que la grandeza del ser humano se manifiesta de maneras tan diversas como únicas, que, por supuesto, no necesitan de reconocimientos ni halagos y es precisamente por eso por lo que nosotros sí necesitamos reconocer públicamente que sí hemos visto y que sí hemos apreciado, que extrañaremos su compañía en el ajetreo de nuestro desempeño diario.

Queremos dar testimonio público de que sí hemos contemplado ese rasgo de grandeza en una persona cuya humanidad nos ha conquistado a todos.

 

Gracias Rosi, de todo corazón.