Afrontar la simplificación significativa de los excesos legislativos y su interpretación variada, exasperante y contradictoria por los distintos cuerpos de funcionarios públicos es absolutamente imprescindible en el urbanismo del siglo XXI. El uso a menudo estéril y retórico de las normas para resolver licencias de obras y de apertura de un negocio, en un proceso habitualmente separado, se aleja en la práctica de criterios básicos de seguridad jurídica y de elevados costes de oportunidad en la planificación, inversión y gestión de un negocio. Es más que necesario que se alcance una situación jurídica y de gestión más razonable y operativa, que reconozca los marcos europeos en los instrumentos de gestión municipal más próximos al ciudadano, las licencias, bajo el principio general de la subsidiariedad.
Ante el aumento de la incertidumbre y la eternización en el trámite de licencias por la aludida diarrea normativa y, por qué no decirlo, el celo del funcionario –explicable en la judicialización del urbanismo que padecemos- y también por la picaresca de algún emprendedor de negocio para saltarse la rigidez en la formación de la licencia, es imprescindible que se abra de una vez y realmente la ventanilla única. En concreto, la ventanilla única entre urbanismo y medio ambiente, de los funcionarios de urbanismo y medio ambiente.
Saludamos con gozo, el inicio –que no la conclusión del proceso, que queda por materializar (“estas cosas llevan tiempo”, diría el desesperado conocedor del tema)- sobre la convergencia de papeles para obtención de licencias en la ciudad de Sevilla entre la Gerencia de Urbanismo y el servicio de Medio Ambiente. Para hablar claro, el camino solo debe llevarnos a una ventanilla única en la materia con la filosofía en la gestión de las mismas del Departamento de licencias de la Gerencia de Urbanismo. Lo que no se enfoque de esta manera, en el mundo real será mantener el despropósito de circuitos de distinta y distante interpretación del procedimiento; de obsoletos y torticeros silencios administrativos; y de una incapacidad de materializar las licencias en las oportunidades de negocio. Incluso, nos atrevemos a decir que se subsanarían sospechas de irregularidades de una y otra parte de la mesa en la aprobación de las licencias; siendo uno de los procesos administrativos más reglados en nuestro país.
Las reformas en la obtención de licencias deben pulverizar el proceder burocrático y tradicional de áreas municipales enfrentadas por el celo de sus competencias y por la interpretación de la norma. Los modelos burocráticos clásicos se encuentran en crisis sencillamente porque no satisfacen las expectativas de los ciudadanos en la creación de un negocio en un mundo configurado por las tecnologías de la información. Pero también la cultura empresarial debe esquivar los renglones torcidos de la picaresca y el mal uso del hecho de regulación administrativa.
La ventanilla única en la obtención de licencias urbanísticas es un jalón trascendental en la reforma estratégica de la administración municipal. Sencillamente, porque es necesaria una política más democrática en los escenarios de planificación y gestión pública y de oportunidades de inversión y negocio privados, en los escenarios complejos, cambiantes y fragmentarios de una gran ciudad como Sevilla.
Manuel J. Marchena Gómez
Consejero de Sanguino Abogados. Catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Sevilla